viernes, 26 de febrero de 2010

Niños Pajaros

“Tanto dolor se agrupa en mi costado que por doler me duele hasta el aliento, siento más tu muerte que me vida”

Miguel Hernández

Niños Pájaros
Acariciando su vientre de seis lunascontemplaba el atardecerde un cálido día de septiembreen un barrio manso de Buenos Aires
Vi volar un pájaro,
Llegaron elloscomo un rayo mortalRompieron las puertasSecuestraron los librosLas palabras,también buscadasPor subversivas, por decirde la nada el todonos sacaron a empujonesde la casa de la mujer de seis lunas
Vi volar dos pájaros
Gritos, torrentes de gritososcuridad de la capuchas negrasElla con su seis lunas no estaba ya a mi ladoen el aire se respiraba muerte
Vi volar diez pájaros
Me sacaron a un patioApuntaron sobre mi,disparos falsostrémulo de terror llame a la muerte,muerte bendita seas si vienes en este instante
Vi volar cien pájarosVi como los pájaros adquirían rostrosrostros de niños, de niños pájarosVi volar tantos pájarosVi volar tantos niñosY después vi pañuelosPañuelos blancos volando detrás de los niños

Poeta de Luna
Buenos Aires 2 de julio de 1997

miércoles, 3 de febrero de 2010

Una Ciudad

Deje Guayaquil con la misma lluvia torrencial que me recibió. Me preguntaba mientras el avión sobrevolaba el río Guayas: Que es una ciudad ?, claro si, casi todos los sabemos, es un área urbanizada más o menos organizada, más o menos extensa más o menos bella. Pero la vida que se palpita en una ciudad es sin duda la gente que la habita, la gente es la vida de esa ciudad, imaginemos solamente lo que seria una ciudad sin gente, seria claro, un cementerio, que es en realidad una ciudad sin gente o por lo menos sin gente viva.
Pero quiero ir más halla de este concepto, un habitante de una ciudad es un espejo más o menos fiel de esa ciudad, cada uno, individuo al fin, tiene una relación con su ciudad muy particular e intima, para ser más preciso, uno es lo que es pero seguramente su vida será distinta según donde viva, no será lo mismo un hombre o una mujer que vive en Paris, en Managua, en Buenos Aires o en Guayaquil, hay vivencias particulares intimas que son claramente diferente en cada una de estas ciudades.
La verdad es que la nostalgia me invade al dejar esta ciudad de la que tantas veces me queje, de la que tantas veces desee irme. Que ingrato es uno con las cosas en general y con las ciudades en particular. En Guayaquil encontré trabajo, amigos, amores que fueron y otros que no han podido ser. En esta ciudad luego de la muerte de mi madre, sin entender el motivo se bloquearon mis neuronas y se interrumpió por un tiempo considerable mi capacidad de escribir, por que tengo como costumbres escribir, fue en el balcón del edificio donde vivía donde llore en soledad la ausencia de mi madre, pero rápidamente la ciudad comprendió mi tristeza y mágicamente en la malecón, mirando fijamente el río Guayas la ciudad me devolvió la escritura y pude escribir la primera y ultima poesía dedicada a mi madre.
Si me voy, pero se que queda un pedacito de mi alma en Guayas, del alma aristotélica, del alma con sentidos, con tacto, vista, olfato y oído, era así como Aristóteles concebía el alma. Este pedacito de alma seguirá caminando por las playas de Salinas, por el malecón Simón Bolívar, por el malecón del Rió Salado. Habitara el laboratorio de la isla Mondragón, estará en la mesadas de mármol, entre las pipetas, entre los microscopios entre los acuarios experimentales, en la mesa de discusiones de los casos estudiados y cada rincón de ese laboratorio que fue mi casa.
Andará mi alma por la calles angostas y calidas del centro de Guayaquil, en el bar del hotel Oro Verde donde tantas noche de bohemia intercambiamos opiniones de tantos temas, fútbol, ciencia, mujeres, amores, política entre otras cosas o en Casa Vieja, en Salinas, donde indefectiblemente casi religiosamente concurría todas las noches a tomar un ron y fumar un habano y compartir la mesa con otros amigos, estará seguramente el vasco Alfonso con su tremenda risa que inundaba todo el local. Andará mi alma caminando largamente sobre la arena blanca de la costa del Pacifico. Andará mi alma en los labios húmedos de las mujeres que he besado, en las sabanas calientes de las camas compartidas, en las verdades y mentiras en las ilusiones y las desilusiones.
Recline el asiento del avión, cerré mis ojos húmedos y me dormí soñando con ese pedacito de alma que había quedado en Ecuador.

"¿De qué otra forma se puede amenazar que no sea de muerte? Lo interesante, lo original, sería que alguien lo amenace a uno con la inmortalidad."


Hay una vida que soñamos y otra vida que vivimos"


Bruma Negra

Bruma negra, luz de ojos

Bruma negra, espesa
Bruma negra, profunda
Ceguera la mía, ceguera del mundo
Bruma negra, sin luz allá afuera
Sin luz aquí dentro
Bruma, sobre mi cabeza,
Bruma negra dentro de mi cabeza
Mis pensamientos entre la bruma
Bruma negra, presas en la bruma
Mis ideas, bruma que impide
Hablar si gritar quiero
Mirar si el espanto me aterra
Oler esta acida bruma negra
Tocar la bruma negra, si quiero
Extender mi mano en la nada

Apareció ella, sin nombre, si nombre tiene
Apareció en un pasillo de la universidad
Yo la conocía, su olor me era familiar
Me habla mirando el suelo
Me habla esa mujer sin nombre
De repente, de la nada levanta su cabeza
Sus ojos me miran,
Ojos, ojos, ojos, placidos ojos
Azules como nada
No hay comparación
Se acabaron las metáforas
Transparentes, calmos,
Pupila radiante
Salía luz de esos ojos
Una explosión de luz
Un universo iluminado
Fuerza de la luz de sus ojos
Desapareció la bruma, bruma negra
Escapo esa bruma acosada por los ojos
Corrida por la luz de los ojos
De una mujer sin nombre, si es que nombre tiene

Poema inspirado en una mucha muy joven que se cruzo en mi camino en el pasillo de la universidad solo para hacerme algunas preguntas,
no se su nombre pero cambio mi día

Poeta de Luna

Cassino 29 de septiembre de 2009


martes, 2 de febrero de 2010

Yo soy los otros

“Yo soy los otros, cualquier hombre es todos los hombres”

Schopenhauer


Estoy aquí, en esta isla rodeada por el océano pacifico
estoy, estoy, es sueño mi visión,
son estas gaviotas, estos pelícanos reales,
Son los peces voladores que saltan en el agua llenos de vida una realidad,
Soy yo quien esta aquí, seré yo serán todos los hombres en mi nombre
Cual es el tiempo en que estoy, el cielo azul, la luna que brilla el crepúsculo
O talvez el amanecer, o tal vez todo al mismo tiempo.
No se lo que es el tiempo, no se ¿como saberlo?

Estoy aquí en una angosta calle de Jerusalén, la ciudad vieja,
siento oprimido el pecho, angustia de vida
las lagrimas caen por el ángulo izquierdo de mis ojos
soy yo el que esta en este momento caminando por una ciudad
como hace 2000 años camino el otro hombre igual, habré estado yo caminando
hace 2000 años en esta calle de la vieja Jerusalén

Y ahora que es esto, es desierto, escucho una vos que dice
“es el desierto de Beer Sheva”, bruma de calor, beduinos y camellos,
y el tiempo donde esta el tiempo, ¿su comienzo su fin?

Y este mar ahora, soy yo frente a este mar soy yo todo los hombre,
alguien me dice, es este el Mar Rojo donde quedo el tiempo,
“Porque no quiero, hermanos, que ignoréis que nuestros padres
todos estuvieron bajo la nube, y todos pasaron el mar; y todos
en Moisés fueron bautizados en la nube y en el mar”

¿Cual fue el tiempo?

El tiempo de mis verdugos, que laceraron mi piel y mi alma
En el flanco derecho la ciencia, en el flanco izquierdo la religión.
Yo soy un hombre que sufre que tiene miedo,
¿todos los hombres sufren y tiene miedo?,

En el flanco derecho la ciencia, en el flanco izquierdo la religión.

Donde esta el tiempo, tal vez no exista tiempo ni ser alguno

Poeta de Luna

Guayaquil 15 de mayo de 2001