miércoles, 15 de septiembre de 2010

Charles Darwin: A 150 años de la publicación del “Origen de la Especies”

El 24 de noviembre de 1859 se publico una obra que conmociono a la comunidad científica de la época y cambio definitivamente la interpretación del las ciencias naturales me refiero al “origen de las especies”. La repercusión das esta obra fue enorme, con mucha razón se ha dicho que fue el libro que sacudió el mundo. En su primer año se vendieron 3.800 ejemplares y durante la vida de Darwin solo de las ediciones inglesas se vendieron 27.000 ejemplares. Pero en realidad solo en nuestra época han comprendido los historiadores la importancia y la influencia que tuvo sobre la ciencia y sobre la sociedad toda. La visión del mundo que tenia cualquier persona en el mundo occidental después de la publicación del “origen de la especies” fue necesariamente muy diferente de la visión del mundo antes de 1859.
Darwin fue un sabio, en el sentido más estricto de sabiduría, sabiduría propia del racionalismo humano y no del aprendizaje formal. Darwin no estudio en forma completa ninguna carrera universitaria, es decir, no obtuvo un tituló de grado. En 1825 realiza un intento fallido de estudiar medicina en la Universidad de Edimburgo por consejo, casi mandato de su padre el medico Robert Darwin. Darwin siente claramente que las clases lo aburren o le disgustan y casi no asistes a ellas. Su padre, viendo que su hijo rechaza la medicina en 1828 le propone la carrera eclesiástica y lo envía a la Universidad de Cambridge y fue allí un estudiante tan mediocre como en Edimburgo.
Sin embargo en esta ocasión recibió la influencia de algunos profesores que continuaron siendo sus amigos durante mucho tiempo: el botánico John Henslow y el geólogo Adam Segdwick y William Whewell, por ese entonces profesor de mineralogía que luego habría de ocupar una cátedra de filosofía. Por fin siguiendo los consejos de Charles Lyell no estudia, como ya mencione, ninguna carrera universitaria.
El genio de Darwin era de índole creativa más que del tipo que rinde éxitos escolares. No se destacó en la escuela, donde se acordaban galardones a los alumnos diestros para escribir versos en griego o latín o para habérselas con las dificultades de la geometría euclidiana. Era un rico victoriano cuyos estudios se limitaron a la titulación de “subgraduado en teología”, y al que su desocupada vida le llevó, mediante la observación de ganaderos y criadores de palomas de su entorno, a la “genial idea” de que, al igual que los ganaderos seleccionan características generalmente anormales, producidas “al azar” en sus animales, en función de sus intereses, la Naturaleza seleccionaría a los seres vivos “más adecuados”.
Darwin se llevó bien con ese grupo que conoció en la Universidad de Cambridge, no sólo por sus intereses científicos sino porque en esa época él mismo no abrigaba dudas con respecto a las verdades de la Cristiandad ni a los treinta y nueve artículos de la fe, que debían aceptar todos los que pertenecían a la iglesia estatal. Evidentemente, Darwin genero una muy buena impresión pues en 1831 y tuvo la oportunidad de pasar varios años a bordo del Beagle, buque de la armada británica encargado de levantar mapas de la costa sudamericana. Darwin postergó su carrera eclesiástica proyecto que nunca abandonó formalmente y se fue esfumando con lentitud y pasó cinco años en el barco, con el que terminó por circunnavegar el globo, antes de volver a Inglaterra en el otoño de 1836. En un comienzo, su lugar en el buque era el de compañero del capitán, pero pronto se transformó en el naturalista de a bordo: dedicó mucho tiempo al estudio de la fauna y la flora de las tierras que recorrió y envió a su patria riquísimas colecciones de especimenes para que los especialistas de cada ramo los estudiaran. Se debe tener en cuenta que Darwin fue convocado a hacer ese viaje por el capitán de la armada británica Robert Fiz-Roy quien requería de un naturalista para que diera fundamente científico al Génesis Bíblico.
El 27 de diciembre de 1831, el Beagle, llevando a Darwin, sale de Devonport, para regresar recién el 2 de octubre de 1936 a Falmouth.
En ese viaje Darwin visito las islas de Cabo Verde, paso unos meses en Brasil, San Pablo, Fernando Noroña, Bahia y Rio de Janeiro. En dos años bordeo las costas este y sur de América a partir de los países rioplatenses. Darwin recorrió Uruguay y Argentina en esta última llego desde la patagonia a Buenos Aires, recorrió más de 600 kilómetros a caballo desde la localidad de Bahía Blanca a la ciudad de Buenos Aires atravesando la pampa cruda de la época. Escalo montañas y cerros, remonto ríos como el Río Chubut desde la meseta patagónica hasta la Cordillera de Los Andes, visito Tierra del Fuego y las Islas Malvinas. Permaneció más de un año en Chile y en Perú subió a Los Andes peruano y de allí viajo a las Islas Galápagos (Ecuador) donde se realizo observaciones de suma importancia para su obra futura, continuo a Tahití, en Nueva- Zelanda, en Australia, en Tasmania, en la islas Keeling, en la isla Mauricio, en Santa Elena, volvió a Brasil y finalmente a la Azores de donde regreso a Inglaterra.
Pero Darwin conoció otras cosas en su viaje, cuestiones de índole humanístico, que le hicieron dudar de la cacareada libertad esgrimida en Europa e incluso de sus creencias religiosas, tal vez lo que más le impresiono fue el haber vivido de cerca la esclavitud en Brasil y la servidumbre de los esclavos en Argentina, este hecho impacto fuertemente en su vida posterior, es muy factible que la esclavitud comenzó a alejarlo del espíritu cristiano ya que descubrió que aquellas premisas implícitas los treinta y nueve artículos con respecto a las verdades de la Cristiandad que aprendió en su paso por la Universidad de Cambridge. La cuestión básica era: si no es verdad lo esencial, como por ejemplo que todos los hombres son iguales ante Dios y sus leyes, porqué seria verdad que Dios habría creado el mundo y a todos los seres viviente en el?, la peleas con Fiz-Roy (religioso radicalizado) sobre este tema demuestras que esta posibilidad puede ser cierta, incluso el capitán del Beagle en una oportunidad lo amenazo con bajarlo del barco si no se retractaba de sus dudas.
Darwin escribe a Fitz-Roy en 1831 con respecto a su viaje en el Beagle “Mi segunda vida comienza en este instante. Hoy es el día de mi nacimiento para el resto de mi existencia” y luego de casi 75 años en su autobiografía escribe: “El viaje en el Beagle ha sido, con mucho, el acontecimiento más importante de mi vida y el que ha determinado mi carrera entera”.
El método de Darwin era en realidad el método sancionado por el tiempo, de los mejores naturalistas. Observan numerosos fenómenos y siempre tratan de comprender el cómo y el porqué de sus observaciones. Cuando algo no encaja inmediatamente en su sitio, hacen una conjetura y la comprueban con observaciones adicionales que conducen bien a la refutación o bien al reforzamiento de la hipótesis inicial. De esta forma Darwin ordenó sus colecciones y las envió a varios especialistas, un ejemplo claro de esto fue cuando el celebre ornitólogo John Gould insistió en que los pinzones recolectados en tres diferentes islas de las Galápagos eran tres especies distintas, y no solo variedades como Darwin había pensado, éste comprendió por ves primera el proceso de especiación geográfica, que una especie nueva puede formarse cuando una población queda aislada geográficamente de su especie parental.
Por lo dicho los procedimientos aplicados por Darwin en sus análisis no se ajustaban bien a las prescripciones clásicas de la filosofía de la ciencia, ya que consisten en un continuo ir y venir entre la realización de observaciones, el planteamiento de preguntas, la formulación de hipótesis o modelos, la comprobación de los mismos mediante ulteriores observaciones y así sucesivamente.
Al regresar a Inglaterra Darwin puede trabajar pacientemente y publicar sin prisa, emplea su tenacidad y es capaz de examinar una cuestión durantes años solo basta recordar que tardo 22 años para escribir “el origen de las especies”.
Cual fue el motivo por el cual Darwin tardo tanto el publicar este libro, podemos evaluar por lo menos dos, una de tipo científico y otra de tipo personal. Lo científico indica que Darwin pasó esos años haciendo algunas investigaciones, sus experimentos no eran finos, sino recios, nuevos, ligados a una idea directriz y tenazmente proseguidos y modificados. Uno de los más trascendentes fue su monumental monografía en dos volúmenes sobre los cirrípedos. Realmente Darwin no perdió el tiempo antes de publicar, las investigaciones históricas de Ghiselin (1969) han mostrado claramente que el estudio sobre los cirrípedos fue para Darwin un curso de especialización avanzado de taxonomía, morfología e investigación ontogénica. La experiencia obtenida en estas investigaciones fue una preparación inapreciable para poder escribir el “origen de las especie”.
Lo personal pasa sin duda por lo religioso y lo social, en una Inglaterra victoriana negar el creacionismo no era cosa fácil. El hecho de que Darwin piense y escribe un mecanismo del origen de las especies por medio de la selección natural implica rechazar todo las influencias religiosas en su vida. Recordemos que a sus 20 años el era un típico creyente y estudiante de teología él leyó el libro de William Pale “Natural Theology”. Darwin supo que su teoría era transparente agnóstica y materialista en fin una bomba que suelta en esa sociedad victoriana podría minar la fe de personas en Dios, la Biblia, y la Iglesia.
En abril de 1856 Darwin comenzó a redactar lo que consideraba su gran libro sobre las especies. Dos años más tarde recibió una carta del naturalista Alfred Russel Wallace acompañada de un manuscrito que Wallace pedía a Darwin que leyera y lo enviara a alguna revista científica si lo consideraba aceptable. Cuando Darwin leyó el manuscrito quedo conmocionado, Wallace había llegado a la misma conclusión del origen de las especies que el. Alentado por Charles Lyell y Joseph Hooker finalmente se decidió a escribir la monumental obra que fue “el origen de la especies”.
Pero su obra estallo como una bomba, como el mismo sabia que sucedería. El ambiente entre los biólogos era tal que, en 1844, escribiendo a su amigo Joseph Hooker y confesándole que las especies no son inmutables “Siento como si estuviese confesando un crimen”.
El sólo pretendía explicarse, de una manera bastante simple, cómo una especie se podría convertirse en otra. La clave de la coronación de semejante simpleza en poder universal, del “azar” y la competencia como entes rectores de la Naturaleza, está en los textos de dos de los padres de la economía liberal clásica, Herbert Spencer y Robert Malthus, cuyas respectivas máximas supervivencia del más “adecuado” y lucha por la existencia aplicadas a “sus” conceptos de la sociedad, constituyen los fundamentos “científicos” de la obra de Darwin. Tal como él mismo explica sobre su “teoría”: Es la doctrina de Malthus aplicada con multiplicada fuerza al conjunto.
Todo lo mencionado sugiere algunas bases de la grandeza de Charles Darwin. La universalidad de sus talentos e intereses lo había preadaptado para convertirse en un constructor de puentes entre distintos campos. Esto le permitió usar su formación de naturalista para teorizar sobre algunos de los problemas más desafiantes que excitan nuestra curiosidad. Darwin fue completamente audaz en su teorización. Una mente brillante, una gran audacia intelectual y una habilidad para combinar las mejores cualidades de un naturalista observador, un teórico filosófico y un experimentalista, una combinación que el mundo ha conocido hasta ahora solo una vez, y fue en el hombre Charles Darwin, por sobre todo una persona y un científico ético y honesto.

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