Hoy se estrena una película importante de ver y difundir. Que muestra cómo funciona la Policía y el Poder Judicial. Un caso de gatillo fácil, pero que a diferencia de otros, tiene a su víctima cumpliendo condena. Para trabajar en las escuelas, los barrios, y por supuesto para concientizar sobre la importancia de organizarnos para combatir injusticias y construir un país con justicia social.
Que la policía dista de ser la institución que nos da seguridad no es ninguna novedad. Que están mal formados y que no existe un órgano de control real, tampoco es noticia alguna. Que están aplicando la pena de muerte de manera encubierta y que el poder judicial termina gatillando nuevamente sobre la víctima, es una realidad que en estas breves líneas se intenta comenzar a desarrollar a partir de un caso de película.
La policía es el brazo ejecutor del poder judicial. Todas las medidas que los jueces penales determinan, son realizadas por la misma fuerza. Desde notificar a un testigo y tomarle declaración hasta hacer tareas de inteligencia o realizar pericias.Cuando un juez necesita algo, se lo solicita a la policía. Incluso en muchas oportunidades, solicitan medidas de prueba sabiendo que no cuentan con presupuesto para ello y se realizan sin que nadie se pregunte de donde salen los recursos.El poder judicial, al estar tan estrechamente vinculado a las labores policiales, se desentendió de su rol de contralor. Es muy difícil, para no decir imposible, controlar a alguien al que necesitas a diario.Les cuento que estas líneas se escriben desde la militancia cotidiana de un barrio humilde y continuamente marginado de la Ciudad de Buenos Aires, donde la vida cada día vale menos y se mata más. Siempre con el aval del poder judicial y la resistencia de vecinos que se organizan y siguen intentando transformar la lógica de que algunos deben morir.Fernando Ariel Carrera, está injustamente preso hace 5 años y medio. Víctima de la arbitrariedad policial (brigadas sin identificación comisarías 34 y 36), le dispararon sin preguntar, lo dejaron inconsciente. Con su coche fuera de control, atropelló mucha gente, quitándole le vida a tres personas. Luego la policía para evadir su responsabilidad, le disparó a matar. Su vehículo termino con dieciocho disparos y su cuerpo con ocho.
La policía es el brazo ejecutor del poder judicial. Todas las medidas que los jueces penales determinan, son realizadas por la misma fuerza. Desde notificar a un testigo y tomarle declaración hasta hacer tareas de inteligencia o realizar pericias.Cuando un juez necesita algo, se lo solicita a la policía. Incluso en muchas oportunidades, solicitan medidas de prueba sabiendo que no cuentan con presupuesto para ello y se realizan sin que nadie se pregunte de donde salen los recursos.El poder judicial, al estar tan estrechamente vinculado a las labores policiales, se desentendió de su rol de contralor. Es muy difícil, para no decir imposible, controlar a alguien al que necesitas a diario.Les cuento que estas líneas se escriben desde la militancia cotidiana de un barrio humilde y continuamente marginado de la Ciudad de Buenos Aires, donde la vida cada día vale menos y se mata más. Siempre con el aval del poder judicial y la resistencia de vecinos que se organizan y siguen intentando transformar la lógica de que algunos deben morir.Fernando Ariel Carrera, está injustamente preso hace 5 años y medio. Víctima de la arbitrariedad policial (brigadas sin identificación comisarías 34 y 36), le dispararon sin preguntar, lo dejaron inconsciente. Con su coche fuera de control, atropelló mucha gente, quitándole le vida a tres personas. Luego la policía para evadir su responsabilidad, le disparó a matar. Su vehículo termino con dieciocho disparos y su cuerpo con ocho.
Sorprendentemente, no murió.
Por Federico Ravina
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