martes, 12 de octubre de 2010

El Fin y el Principio

Eduardo tenía la certeza que en este día terminaba una etapa de su vida, una etapa, maravillosa, porque, claro para que una etapa termine tuvo que haber empezado en algún momento.El nunca supo cómo fue a parar a casi el fin del mundo después de andar por tantas ciudades, era un científico un tanto intolerante a las “normativas” vigente que funcionaban como códigos no tan santos. Sentía que se escapaba de esa ética que su maestro le trasmitió con tanta insistencia. Es decir la ética entendida en el sentido más antiguo relacionada con el concepto de morada, es decir, el lugar donde se habita, luego, referido a los hombres o a los pueblos se aplicó a sus países, Heidegger la define como “el pensar que afirma la morada del hombre”. Es decir su referencia original, construida al interior de la íntima complicidad del alma. En fin, la cuestión es que Eduardo acabo siendo un científico de un universidad que existía pero parecía que esta universidad estaba en una ciudad que no existía. Pero parecía una realidad ubicada en la cabeza de Eduardo, una realidad evaluada desde un punto de vista gnoseológico, lo que más le llamo la atención es que él se sentía expuesto a un supuesto nuevo “paradigma integral” o “paradigma holístico” es que, además de ser un cajón de sastre donde se mezclan teorías más o menos científicas, filosofías, creencias místicas y esotéricas, mitos y leyendas, existía una ciudad que parecía no tener alma. En los primeros tiempos, su vida fue bastante buena, era una novedad, vivir en una ciudad costera, pequeña tranquila, en fin es como estar de vacaciones en una ciudad bien bonita pero pasado el periodo vacional un quiere irse casi en forma desesperada. El viento es constante, por momentos terrible, su vos se puede oír por las ventanas por las puertas, el frio del invierno invade los huesos, la lluvia extrémese el corazón.Tanta veces pensó en irse, tanto, creo que estuvo fuera aunque estuviese todavía en esa ciudad. Mientras el tiempo fue pasando la vida social se tornaba un poco mejor, tenia nuevos amigos, algunos amores pasajeros, pero siempre en el estaba el deseo de volver a vivir en una gran ciudad con una vida nocturna real y una vida cultural más real aun. De a poco comenzó a querer a esa ciudad, ciudad que estaba en un país llenos de sorpresas, su pueblo, su naturaleza exuberante, sus comidas, sus bebidas, su cultura. Fue en ese momento que Eduardo decidió explorar un poco más profundamente la ciudad y reflexionar porque está en esa ciudad y no en otra.En esa exploración, en ese buceo por la profundidad del alma de la ciudad encontró un amor que silenciosamente se incremento en el, se apropio de su alma, se apropio de su cuerpo. Todo cambio. Maravillosa amante que lleno sus días de soledad, y el viento frio cambio en su interior y se torno calmo, a veces, con torbellinos otras, caliente en el medio del frio, siempre. Eduardo acababa de encontrar un amor que nunca pensó que encontraría, se enamoro como no creía que se iba a enamorarse nunca. Amo con una profundidad oceánica con una inocencia similar a la que perdió ya no sabía donde en su adolescencia, recupero por momentos su infancia la única etapa feliz de Eduardo en esta vida. Ese amor era el presente, amor del presente.Pero como siempre, el presente es finito y mañana ese amor fue un amor del pasado, que digo mañana ¡digo en una horas¡, será el pasado, el fin. Eduardo se aferro al recuerdo del principio que lo llenaba de esperanza, porque para que exista un fin tiene que existir un principio.Todo lo potencial puede pasar a realidad o no, y si el primer motor puede mover o no esa realidad, nada nos asegura que, de hecho, vaya a cumplir siempre lo deseado. Pero como, de hecho el movimiento y el tiempo existen y existirán siempre, no es posible que en el final se pueda visualizar al principio. Es el principio el que su substancia un acto. La vida de Eduardo fue dura, momentos de mucho dolor de desesperación de desamor a la vida. Pero siempre recordaba lo que prometió en el Holocaust Memorial en Jerusalén, prometió “nada, a no ser la muerte de un hijo, nada iba a dolerle más que el recuerdo de sus compañeros desaparecidos durante la dictadura militar y su calvario”. Se prometió ser feliz o por lo menso buscar la felicidad.Se prometió buscar el amor, en el pasado en el presente y en el futuro, porque tenía la certeza de que lo único valioso en esta vida es el amor. Conoció el odio, la maldad humana, la hipocresía, y sobrevivió gracias al amor.Juro que no desistiría, no lloraría lo perdido, haría de ese recuerdo un motor que lo impulse a continuar creyendo que la única salida posible de la especie humana es “el amor”. Cada lágrima suya se convertirá en una semilla de la que nacerá una flor con su aroma majestuoso y sus colores brillantes. Pensó que difícilmente esas flores metafóricas sean tan maravillosas como el amor que perdió, pero serán flores al fin y no hay nada que hacer.Agradeció a su amor por haberle dado tanto amor, por haberse entregado a él sin preguntas, con el componente casi místico que algunas cosas tienen. Le agradeció sinceramente y emotivamente.Días antes de su de su separación había sacado una foto de los senos de su mujer amada, las había trabajado para modificarla y hacerla una pintura dulce, sencilla, llena de vida.Antes pensaba que todo era mera casualidad, pero luego de leer a Kundera descubrió que nada es casualidad sino causalidad, pero hoy, después de un año de tanto amor él sabe que por algún motivo ella apareció en su vida, misterioso encuentro con toques místicos y relacionamientos casi religiosos.Sobre la mesa de luz está la foto. No es ilusión óptica ni imaginación mañanera. Es real y están ahí.Creo que ha llegado el momento de consultar con mi mente el porqué las bondades y hechos interiores que generan cosas tan simples como una foto. Porque el fenómeno de la foto parece que desencadeno el fin de ese amor o dejaría una impronta imposible de olvidar? solo el tiempo daría una respuestaNo podía precisar cuándo fue que comenzó, pero sí recordó que a partir de la muerte de su padre, los fenómenos de este tipo, o sea luego de un hecho lleno de belleza, mágico, aparece el final, se hicieron más notorios.Despertó y vio su foto, hizo un viaje al cielo, llego a un lugar árido, oscuro donde los senos de su amada iluminaban todo lo oscuro. Ellos estaban ahí, esperándolo, con sus belleza y su simpleza, ¡una imagen tan dulce¡Todavía sentía una sensación de paz, la misma que sintió al despertar, antes de abrir los ojos y ver la foto. Recordó que con su amada viajo por la imaginación. Visito mundos de colores intensos o de oscuras cavernas. Conoció seres idénticos a ellos o totalmente diferentes. Tomo por costumbre transformar sus viajes en poemas para ella, fue un mundo de poemas.Así paso un año y el continua el viaje por todo el universo y más allá todavía.Ella se despedía de la misma manera. Sus dos manos extendidas, apretando las del, y una dulce sonrisa se plasmo en su cara. Hoy de mañana dejo entre sus manos las fotos. El “supo” que era la despedida final, que no la volvería a ver. “A menos que me necesites” fue lo último que escucho.La foto esta sobre la mesaAntes Eduardo pensaba que era mera casualidad, anécdota entretenida.Hoy, ya no esta tan convencido que es causalidad.Solo pensó, gracias por haberme dado tanto amor, por haberte entregado a mí sin preguntas, con el misterio casi místico de algunas cosas que hicimos juntos. Gracias sinceramente gracias.

Poeta de Luna

Casssino, septiembre de 2010

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